jueves, 19 de noviembre de 2015

Seguridad y salud en el trabajo de la mano con la innovación

Está dicho, claro y de manera reiterada en todos los ámbitos empresariales, que el principal recurso con que cuenta una empresa es el capital humano. Teniendo en cuenta la importancia que representan las personas para las empresas, es primordial fijar un control claro en los riesgos que atentan contra la salud de los trabajadores y contra sus recursos materiales y financieros.
Ninguna empresa desearía accidentes de trabajo y enfermedades profesionales para sus empleados, pues estas afectan directa y negativamente el flujo normal de la empresa y por lo tanto ponen en riesgo su solidez. Así mismo, para los trabajadores los riesgos pueden terminar convertidos en implicaciones familiares y sociales.
Por todos estos motivos, las gerencias y administraciones de recursos humanos deben buscar y asumir buenas prácticas de salud ocupacional que le garanticen a las compañías un mantenimiento y mejoramiento de los niveles de eficiencia en sus operaciones, brindando a los trabajadores un espacio laboral seguro.
Haciendo referencia al tema, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece y dispone acuerdos relacionados con el Sistema de Riesgos Profesionales y que hacen referencia directa a los programas de salud ocupacional, los cuales buscan el beneficio individual y colectivo de los trabajadores en sus correspondientes ocupaciones.

¿Qué evalúa la salud ocupacional?
Los aspectos generales que evalúa, prevé, sostiene y mejora la salud ocupacional, como disciplina que busca el bienestar físico, mental y social, son:

Salud: es un estado de bienestar físico, mental y social. No solo en la ausencia de enfermedad, sino también en una fase de prevención.

Trabajo: se considera trabajo todas las actividades que son realizadas por seres humanos con el fin de mejorar su calidad de vida.

Ambiente de trabajo: es un conjunto de condiciones que rodean a los empleados de forma directa o indirecta. Este ambiente puede influir en el estado de salud físico y mental de sus trabajadores y en el correcto desempeño de sus labores.

Riesgo: se consideran como riesgos los accidentes de trabajo; sin embargo, existen ciertas profesiones que pueden correr con otra clase de riesgos para la salud, tal es el caso de los médicos, cirujanos y bacteriológicos, por su contacto con bacterias, virus o sustancias tóxicas.
Factor de riesgo: se entiende por factor de riesgo todo elemento, fenómeno o acción humana que puede llegar a provocar un daño en la salud de los trabajadores, en los equipos o en las instalaciones. Son ejemplos concretos de factores de riesgo: el esfuerzo físico, el ruido y la monotonía.
Incidente: hace referencia a un acontecimiento no deseado que puede desembocar en lesiones personales o daños en las instalaciones. Los trabajadores deben estar preparados para enfrentarse a esta clase de problemas.

Accidente: por ejemplo, una persona que se resbala o tropieza con algo.
Accidente de trabajo: todo aquel que se presenta en el entorno laboral (sea el espacio fijo o en el cumplimiento externo de las funciones de un empleado) y que produce al trabajador daños graves en la salud, por ejemplo lesiones orgánicas, perturbaciones funcionales, invalidez o muerte.
Es importante tener en cuenta que no se consideran accidentes de trabajo aquellos sufridos durante vacaciones, permisos no remunerados o actividades deportivas, recreativas y culturales que no sean preparadas por la empresa.

Enfermedad profesional: daño en la salud que se adquiere por la exposición a uno o varios factores de riesgo presentes en el entorno laboral.

Ahora vamos a tocar un tema que está siempre hay pero muy pocos lo tocan por ser tan poco usado, que es la innovación.

Mientras el siglo avanza inexorablemente hacia una nueva cultura de las relaciones laborales, resulta paradójico comprobar que todavía no tenemos aprobada una de las asignaturas clave: la seguridad y la salud laboral. En efecto, hoy en día todas las teorías y escuelas de gestión predican el respeto, la confianza y la consideración de la persona como componentes imprescindibles de la mejor estrategia competitiva de las organizaciones y empresas, y para ello se apuntan como factores críticos el compromiso e implicación personal de cada trabajador y trabajadora. La realidad, sin embargo, es bien tozuda, y nos recuerda que seguimos arrastrando un enorme déficit, que nos impide de garantizar la seguridad de la población trabajadora. Y sin ello es imposible que se puedan producir esos resultados “excelentes” que estamos tratando de obtener. Tal vez por este motivo la propia U.E. ha dejado de hablar en términos de “Prevención” y utilizan una expresión más ambiciosa y sugerente: “seguridad y salud en el trabajo”.

Seguridad investigación e innovación
La Innovación no es una preocupación únicamente aplicable a aspectos técnicos, de producto o del proceso productivo. Es una actividad que debe aplicarse también a los ámbitos organizativos y sociales. Y es precisamente en estos dos ámbitos donde se produce la conexión, la asociación entre Prevención de Riesgos Laborales y la Innovación. Y el engranaje que los conecta es la persona, el trabajador, que es el actor - miembro de la organización/empresa- y al mismo tiempo objetivo y destinatario de la actividad preventiva. Tiene, en definitiva, mucho que ver con algo que, en los últimos años, ha pasado al lenguaje frecuente de la gestión: calidad del empleo, o más genéricamente de la vida laboral. Pero vayamos por partes: Innovar en Prevención de Riesgos Laborales requiere un previo conocimiento de los riesgos o de las circunstancias que los provocan o pueden provocarlos. Y esto a su vez exige Investigación primero y formación después. Si es cierta la aseveración de Pedro Miguel Etxenike de que “la Investigación es un imperativo ético que tenemos con las futuras generaciones”, esta primera fase se hace más patente en el ámbito de los Riesgos Laborales, en el que la propia Investigación aplicada, bien sea al entorno organizativo, a las condiciones de trabajo en aspectos espaciales o temporales, a las características del puesto, a los procesos o a los métodos de trabajo, ya es una actividad preventiva y proactiva.
Los riesgos para un trabajo no saludable y la innovación Porque sobre Seguridad y salud en el trabajo no está todo escrito, la Investigación y la Innovación tienen un amplio y permanente campo de actividad. Hay riesgos laborales que afectan a la salud física o psicosocial que, debido a cambios en los procesos productivos o a la aplicación de nuevos tecnologías, nuevos productos, nuevas máquinas, o nuevos ritmos y cargas de trabajo (físicas o mentales), emergen como desconocidos o incrementan su anterior incidencia. Hay situaciones laborales nuevas, que también impactan en la posibilidad de nuevos riesgos. El envejecimiento de la población trabajadora (dato demográfico incuestionable y de tendencia creciente), el empleo de colectivos de inmigrantes sin capacitación o sin cultura de “seguridad”, el incremento de la contratación eventual de jóvenes… Son todos ellos claros ejemplos de situaciones que requieren un análisis, también desde la perspectiva de los nuevos riesgos laborales que implican o de la seguridad que debe garantizarse para este tipo de trabajadores. Por citar un dato preocupante aportado por eurostat, la tasa de accidentes laborales entre jóvenes de 18 a 25 años, supera en la U.E. en un 50% a la del resto de tramos de población. Se escuchan afirmaciones, y parece que los datos no las desmienten, en el sentido de que en verano, a pesar de la menor actividad del periodo vacacional, hay un incremento del número de accidentes laborales, y ello debido fundamentalmente al aumento de contratos eventuales de trabajadores jóvenes que no han sido formados ni tienen conciencia del riesgo que acompaña a sus tareas. Probablemente sucede, en muchos casos, que este tipo de trabajadores minimiza o infravalora el riesgo, en la presunción de que será mejor valorado o considerado, y lo asume como un reto personal ante una posible continuidad de su contrato. Como contrapartida, la innovación tecnológica contribuye en gran medida a anular o minimizar determinados riesgos. Contribuye a procesos más seguros. A tareas menos penosas. Tiene pleno sentido, desde esta óptica apoyar y primar las iniciativas, las sugerencias, que desde dentro o desde fuera de la propia empresa se realicen, y contribuyan a que los puestos de trabajo sean más humanos y saludables.


-          http://ec.europa.eu/eurostat

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